La iglesia parroquial de San Bartolomé es una de las construcciones virreinales más vistosas e importantes del norte de México. El templo actual no es la primera iglesia parroquial del antiguo Valle de San Bartolomé. Las primeras dos estaban ubicadas en el emplazamiento del actual santuario. Una tercera también llamada de San Pedro, advocación que afirmaba su pertenencia a la iglesia secular, se edificó entre 1710 y 1719 en el sitio donde se encuentra hoy la parroquia, con ayuda de indios Tarahumaras de Atotonilco, Santa Cruz y La Joya. Participaron en la obra canteros procedentes de la región, un cantero llamado Juan Francisco quien llegó de Parral estuvo a cargo de la torre y de la portada, en el interior se colocaron lienzos y esculturas de santos. Frente al atrio estaba una gran cruz de madera que fue removida a principios del siglo XX.

El altar mayor es el principal atractivo de la parroquia, tanto para para los turistas como para la población del Valle. Este bello retablo es de cantera rosa, iniciado por el Sr. Jesús Montoya en 1886 y concluido por su hijo Benigno en 1888.

Esta parroquia conserva una colección de óleos, esculturas, litografías, figuras talladas en madera y objetos litúrgicos de gran importancia para la historia local. Uno de los salones laterales es un pequeño pero riquísimo museo que contiene magníficas piezas, sobre todo del siglo XVIII de gran valor histórico, estético y artístico, asimismo, en las oficinas de la iglesia se encuentra muy bien catalogado el archivo histórico de Valle de Allende siendo este uno de los más importantes del Noroeste de México.

Los Portales están ubicados en el perímetro de la zona de Monumentos Históricos de Valle de Allende, que se declaró así por decreto presidencial el 9 de marzo de 2001. El inmueble, cuyo uso original fue de un mercado, posteriormente como fábrica y que actualmente tiene uso comercial, se construyó a mediados del siglo XIX, como indica la inscripción en uno de los pilares de la arcada, en el que se lee el año 1869, por lo que está considerado como monumento histórico.

Esta población conserva gran riqueza por las edificaciones que se hicieron en los siglos XVIII y XIX. Casonas señoriales pertenecientes a las familias Urquidi, Máynez, Chávez, Soto, Mendoza de García, que junto con otras 110 fincas fueron declaradas por el INAH, monumentos históricos. Son también notables las construcciones coloniales, como el antiguo Santuario de la Virgen del Rosario, los Portales de la Plaza y de la Panadería, la Aduana Nacional y la Parroquia de San Bartolomé Apóstol, en donde los estudiosos del arte encuentran una colección de óleos de calidad extraordinaria, además de esculturas y piezas ornamentales de gran valía.

En esta región se han encontrado múltiples piezas siderales, sin embargo, es la Meteorito Allende (Condrita Carbonácea), la que un 8 de febrero del año de 1969 a la 1:05 de la madrugada, entró en la atmósfera fragmentándose en miles de partes en un área estimada en 150 km2, entre las poblaciones del Valle de Allende y El Pueblito de Allende, en el sur del estado de Chihuahua.

Se le denomino “Allende” por el área de localización, siendo clasificado como Condrita Carbonácea-CV3, tiene una antigüedad aproximada de 4mil 610 m.a. y es más antiguo que nuestro sistema planetario, mismo que se conformó con material como polvo y gases cósmicos de la explosión de una o dos SUPERNOVAS, cuya acreción -crecimiento por yuxtaposciión- concluyó hace 3 mil 800 m.a. constituyendo así mares primitivos y las primeras formas de vida de nuestro planeta.

Antes de tocar la atmósfera terrestre tenía un peso de 6 toneladas aproximadamente, siendo a la fecha la condrita carbonácea más grande encontrada y recuperada. En su caída fue dejando sembradas en una superficie de forma ovoide de más de 300 kilómetros cuadrados, una gran cantidad de “piedras” de diversos tamaños y peso, para finalmente caer su núcleo de 110 kg de peso.

Se les estiman edades en el orden de los 4,600 a 7,000 millones de años, lo que los convierte en más antiguas que el Sol. Entre los meteoros que han caído en los últimos siglos en esta zona, se puede señalar el Aerolito Concepción, ubicado desde 1976 en el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Fuentes: Asociación Civil Meteorito Allende.

La historia de la propiedad que Don Jorge Soto Loya adquirió en 1928 es fascinante y refleja una mezcla de patrimonio religioso y desarrollo industrial. La construcción del monasterio franciscano en 1574 marca el inicio de una larga historia de uso y transformación del sitio. Los franciscanos, conocidos por su labor evangelizadora y su contribución a la educación y la cultura en la Nueva España, establecieron aquí un monasterio que serviría como centro de su actividad misional. Con el paso de los siglos, la propiedad cambió de manos y de propósito. En 1928, Don Jorge Soto Loya, un visionario empresario, reconoció el potencial del lugar y lo transformó en la primera etapa de la Refrigeradora del Valle. Esta empresa se dedicó a la comercialización de peras y manzanas locales, aprovechando la capacidad de almacenamiento de mil cuatrocientos estantes de fruta y dispositivos de refrigeración de avanzada, importados de los Estados Unidos de América. Este emprendimiento no solo impulsó la economía local al promover la venta de frutas, sino que también, introdujo tecnología de punta en la región. En 1956, la Refrigeradora del Valle dio un paso más en su expansión al incursionar en la venta y compra de nueces, diversificando así su oferta y fortaleciendo su posición en el mercado agroindustrial.

Este movimiento estratégico permitió a la empresa adaptarse a las demandas cambiantes del mercado y continuar su trayectoria de crecimiento y éxito. La historia de la Refrigeradora del Valle, es un ejemplo de cómo la innovación y la adaptabilidad pueden transformar un espacio histórico en un motor de desarrollo económico, manteniendo al mismo tiempo un vínculo con su rica herencia cultural.

Originalmente llamado Valle de San Bartolomé, se fundó por misioneros de San Francisco de Asís entre 1563 y 1570. Es un pueblo antiguo, pero fascinante, posee un gran tesoro de información en su rica e interesante historia, un paisaje de refrescante verdor, una arquitectura que lo hace diferente a otras localidades, así como acontecimientos únicos y centenarias tradiciones.

El 19 de septiembre de 1825 por decreto del Gobierno del Estado de Chihuahua, se le cambio el nombre que estaba dedicado al Santo Patrono de Bartolomé, por el de Valle de Allende en honor al insurgente Ignacio María José de Allende y Unzaga.

Su posición geográfica privilegiada en el centro de una comarca agrícola, perteneciente al Camino Real de Tierra Adentro, lo convirtió durante la segunda mitad del siglo XVIII en un importante centro comercial, ya que era paso obligado de los viajeros que iban de la Ciudad de México a Santa Fe Nuevo México, vía que fue declarada por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad en agosto de 2010.