En el año de 1958 se iniciaron los primeros trabajos de construcción de la presa. Fue asentada sobre el rio Papigochi, a la altura del pueblo indígena de Pahuírachi, mismo que quedó inundado al llegar un verano con intensas lluvias. Al bajar el nivel del agua se puede observar lo que fue el panteón, la iglesia y algunos troncos de álamos. La construcción de este grandioso ejemplo de ingeniería hidráulica motivó la formación de una amplia red de canales y acequias de riego, naciendo así el distrito de riego Papigochi. Con él se dio un gigantesco paso en el cultivo de manzana, del frijol, de la papa y de diferentes forrajes, que incrementaron en gran medida la actividad ganadera de la región. La construcción de la presa concluyó en el año de 1961. El Lic. Adolfo López Mateos, presidente de los Estados Unidos Mexicanos, asistió personalmente a la inauguración.

El municipio de Guerrero es poseedor de un invaluable tesoro, de una extraordinaria riqueza histórica, que nace allá por 1648 con el establecimiento de la misión evangelizadora a cargo de los Jesuitas, misma que se conserva hasta hoy en día.

Gran parte de ese enorme e interesante patrimonio se presenta y se difunde en este museo de la historia de Guerrero.

Dentro de este museo se muestran capítulos de la historia. Entre ellos destacan la Misión de la Purísima Concepción del Papigochi y la formación de la comunidad mestiza. También la época de la apachería, el porfiriato en el distrito Guerrero, cultura y tradiciones durante el siglo XIX, los inicios de la revolución Maderista en 1910, el Guerrero posrevolucionario, y otros hechos históricos relevantes.

El museo también ofrece una exhibición acerca del desarrollo de la industria y la tecnología en la región, un área de murales y la exhibición de la biblioteca “Saúl González Herrera”.

La ubicación de este templo es la misma donde se construyó un pequeño “Jacal” que fue la sede de la “Misión de la Purísima Concepción del Papigochi” establecida al despertar el año de 1649 por el padre misionero Cornelio Beudín.

Aquí se inicia con profunda esperanza, fe y amor hacia el pueblo Tarahumara, la evangelización de las familias de las diferentes comunidades aledañas al “Valle de Cuzarare” (Nombre indígena del actual Cd. Guerrero.) A mediados de 1650, el pequeño templo fue destruido y quemado por un grupo Rarámuri inconformes con la presencia del padre y de más familias hispanas. A la entrada del templo el padre Beudín cayó muerto atravesado por flechas del encolerizado grupo, iniciándose con esta acción la primera intensa y sangrienta rebelión de la raza indígena a contra a la presencia Hispana.

En este pueblo llamado Pascual Orozco, antes San Isidro, cuna de la Revolución Mexicana, encontramos este monumento, que es el de mayor tamaño que se ha dedicado a la memoria del héroe revolucionario cuyo nombre lleva la localidad.

Aquí también se encuentra el hermoso mural de mosaico llamado “Una Sola Llama”, magna obra de más de 60 metros cuadrados, en la que se plasmó la historia, cultura y tradición de esta heroica localidad, ubicada a tan solo cinco minutos de Guerrero.

Establecida en el año de 1675 por los Santos Varones P. Tomas de Guadalajara y el P. José Tardá en la comunidad rarámuri de “Tejórare”.

El templo de esta misión jesuita se construyó en el centro de la comunidad, cobrando gran importancia en el siglo XVIII. Fue centro de reuniones de los misioneros de la extensa región serrana, que año tras año aquí celebraron concurridas asambleas de organización y planeación de actividades de la comunidad jesuita de la provincia de la Nueva Vizcaya. En los albores del siglo XIX, aparte del grandioso y hermoso templo, se construyeron las instalaciones del convento del evangelio de cristo.

Diferentes rebeliones de naciones indígenas, como otros conflictos armados, trajeron la destrucción del intenso trabajo cristiano y arrasamiento de tan excelsa obra. Hoy en día, en el actual templo aún queda una gran riqueza de arte sacro e interesante patrimonio cultural como testigos de la época de esplendor vivida en esta gran misión.

Las manzanas de mejor calidad y sabrosura se cosechan en la cuenca del rio Papigochi y del rio Basuchil, en el municipio de Guerrero. La mayoría de estos cultivos se encuentran en la parte conocida como la mesa de Miñaca. Recorrer los caminos desde el pueblo de Miñaca hasta la población de Pascual Orozco, entre el hermoso paisaje que nos regalan los huertos manzaneros, ofrecen una experiencia extraordinaria, más aún si se hace en tiempo de verano, para presenciar la producción y cosecha del fruto.

Gran parte de la actividad económica de Guerrero, gira en torno al trabajo que se aplica a la producción manzanera durante los 12 meses del año.